01 octubre, 2009

DEFINICION Y POSICION TAXONOMICA DEL BOLETUS



Boletus lacteus (Lév.).




Los boletus generalmente comprenden carpóforos territoriales micorrízicos (a excepción del Buchwaldoboletus lignicola, Buchwaldoboletus hemicrysus y Boletus parasiticus) carnosos y homogéneos, es decir con trama continua entre el sombrero y elpie. Están formados de un pie generalmente central, a veces, fibroso, y morfológicamente muy variable, a veces provisto de velo parcial u ornamentaciones tipo costilla, reticulados, granulados o escamosos; de un sombrero bastante regular con cutícula variable de aspecto y estructura, y por último de un himenoforo constituido prevalentemente de tubos, es decir de muchos tubos soldados unos con otros, cada uno revestido en el interior del himenio. Los boletus tienen la siguiente colocación taxonómica:

Reino: Fungi; División: Eumycota; Subdivisión: Basdiomycotina (himenio constituido de basidios); Clase: Hymenomycetes (himenio externo y expuesto a aire); Subclase: Holobasidiomycetidae (basidios unicelulares, no desgarrados); Orden: Boletales Gilbert (himenoforo de tubos o laminillas, separables de la trama de estructura monomítica, basidiosporas por lo común fusiformes, pero también elípticas o subesféricas, lisas o raramente ornamentales, generalmente pigmentados o hialinos, no amiloidea). Según Rolf Singer (The Agaricales in Modern Taxonomy, 1975) Los Boletales (deben de ser incluidos en los Agaricales) divididos en cuatreo grupos:

Paxillaceae: con los géneros Hygrophoropsis, Paxillus, Neopaxillus y Ripartites. Característicos carpóforos pleurotoides o clytociboides, himenoforos con láminas decurrentes y esporada en masa blanca o morena más o menos; ausencia de velo.

Gomphidiaceae: con los gáeneros Cystogomphus, Gomphidius y Croogomphus. Característicos carpóforos esbeltos clytociboides, himenoforos con láminas decurrentes y esporada en masa de oliva gris oscuro a negro; presencia de un velo más o menos desarrollado.

Strobilomycetaceae: con los géneros Strobilomyces, Porphyrellus, Boletellus y Phylliboletellus característicos carpóforos desarrollados de forma pholiotoides o boletoides, himenoforos con tubos y esporada en masa moreno-oliva, moreno fuliginoso o moreno púrpura, subesféricas, elípticas, lisas u ornamentadas, relativamente grandess como los otros elementos himeniales; velo a veces presente.

Boletaceae: Característicos carpóforos puramente boletoides, himenoforos con tubos y esporada en más crema-amarillenta, moreno-trigueño o rosa oscuro, a veces fuliginoso, elíptica o fusiforme, completamente liso, más pequeñas, nunca más allá de 20 x 10 μm; velo a veces presente. Las Boletaceae están divididas en cuatro Subfamilias:

Gyrodontoideae: con los géneros Gyroporus, Phaeogyropus, Paragyrondon, Gyrondon y Meiorganum. Características articulaciones a hebillas siempre prersentes, himenoforos no siempre típicamente boletinoide, esporada en masa crema-amarillenta o parda, pequeñas, cortas y sutiles; ausencia de velo.

Suilloideae: con los géneros Psiloboletinus, Boletinus y Suillus. Característica articulaciones a hebilla presentes, sombrero seco y escanioso o liso y viscoso, hemenoforo boletinoide, esporada en masa moreno-canela o moreno trigueño, de media dimensiones, pie comúnmente viscoso, a veces provisto de velo parcial.

Xerocomoideae con los géneros Phylloorus y Xerocomus: Ausenta de las característica articulaciones s hebilla, sombreros seco y tomentoso, himenoforos de láminas o con túbulos, con trama tipo Phylloporus (hifas divergents bilaterales compacta), esporada en masa moreno-trigueño, de mediana-grandes dimensiones, pies esbeltos y ausanecia de anillos.

Boletoideae: con los géneros Chalciporus, Buchwdaldoboeltus, Boletus, Aureoboletus, Pulveroboletus, Xanthoconium, Tylopillus y Leccinum. Características articulaciones s hebilla, ausentes, sobreros secos y viscosos, himenoforo con túbulos y trama del tipo-Boletus (hifas muy divergentes, sueltas, recurvadas y arqueadas, lateralmente pálidas o hialinas, más oscuras en la mitad del estrato) y raramente del tipo-Phylloporus, esporada en masa morena-amarillenta, morena-trigueña o rosa-carne, de medio y grande dimisiones, fusiformes y lisas, pie seco, de forma variable, a menudo bulboso o ventrudo, velo ausente o presente, poco desarrollado, sólo en escasas de Pulveroboletus que aparece pulverulento o glutinoso.




Boletus Edulis v/ clavipes (Peck) Pilát & Dermek





ANATOMIA DE UN BOLETUS





El sombrero o píleo



Boletus pinicola (Vittad.) Venturi






Por cuanto concierne las dimensiones del sombrero de los boletos estos son de índole muy variables de especie a especie y que están comprendidas, considerando la medida del diámetro, de un mínimo de 2-3 cm. para las más pequeñas (ejemplo: Chalciporus piperatus) a un máximo de 25 cm (ejemplo: grupo edulis o grupo luridi), hasta alcanzar en casos del todo excepcionales, hasta 30-40 cm. Considerando el himenoforo, es decir los estratos de los túbulos, también el espesor del sombrero tiene dimensiones destacadas porque los boletos son por naturaleza hongos carnosos.


La morfología casi siempre tiene un curso bastante regular; de sombrero más o menos globoso desde el primer estadio de su desarrollo se pasa poco a poco a una forma convexa, a veces un poco umbonado (algunos Suillus) hasta llegar, en los más maduros, a un curso casi completamente plano o apenas levemente realzado al borde. Margen pileíco entero, a menudo ondulado o lobado, involuto o excedente, pruinoso, desflecado vedijoso o con restos de velo parcial, si está presente. En condiciones climáticas adversas o comúnmente no favorables sea podrá formar, a veces, un sombrero ligeramente embutiforme, mientras los obstáculos encontrados durante el desarrollo son a veces responsables de aquellas malformaciones, a veces monstruosas, que están sometidas a los sombreros de los boletos..También el crecimiento cespitoso pude lleva a las sududichas deformaciones.

El elemento que caracteriza mayormente al sombrero es sin duda la cutícula (es decir para entendernos la piel) y por tanto va a ser esmeradamente examinada, sea del punto de vista macro como microscópicamente, a los objetivos de su determinación.

Generalmente es el color el elemento microscópico cuticular que por vez primera se va a va considerar: En los boletos están representados la mayor parte el color marrón con todas sus tonalidades, seguido del amarillo a todos bastante oscuros, hasta alcanzar un amarillo cetrino pajizo. Pero no faltan también los tonos rojos en todas sus variedades (de rosa pálido a rojo naranja, de rojo vivo a rojo violeta). En todo caso recordamos que a causa de las mutables condiciones ambientales y climáticas, los colores pueden notablemente cambiarse: el clima seco tiende a desteñir los tintes, como la presencia de cuerpos extraños sobre el sombrero (hojas tipo agujas de pinos, mantillo, etc), impide la pigmentación por el fallido paso de la luz.

Otro elemento cuticular es el aspecto, es decir como se puede presentar: seco, aterciopelado o tomentoso (ejemplo: género Xerocomua, Gyroporus castaneus, Boletus luridus etc.) o bien húmedo o untuoso (ejemplo: Boletus edulis, los Leccinum de la sección Luteoscabra etc.), viscosos (ejemplo géanero Aureoboletus, Suillus etc) en otros lisos Ejemplo: muchos Suillus, las fructificaciones precoces del Boletus aestivalis, Boletus fechtneri etc) o rugoso arrugado (ejemplo: Boletus edulis, Boletus pinophilus etc.), afelpado (ejemplo: Gyroporus cyanescens), afelpado escamoso (ejemplo: Leccinun quercinum etc.), giboso-amartillado (ejemplo: Leccinum carpini etc.) escamoso-piloso (ejemplo Strobilomycess strobilaceus) a veces agrietadp-reticulado (ejemplo: más o menos todos los Xerocomus, el Leccinum corcipodium etc).

A menudo en el género Leccinum la cutícula es desbordante hacia margen, es decir se prolonga hacia el himenoforo, es decir más allá del margen pileíco. La separación de la cutícula es propia de los boletos con el sombrero viscoso (ejemplo: género Suillus) que puede por lo tanto ser luego removida parcial o totalmente con facilidad. También aquí, pero juega el factor ambiental; en tiempo seco la cutícula tiende a resecarse y a figurarse, mientras con tiempo húmedo y lluvioso tiende a volverse viscosa. Necesitará por lo tanto a los fines de la determinación, hay que también considerar estos fenómenos.

El pie o estípite.


Boletus foscururber ss. Moser




Es el elemento que sujeta el sombrero: es normalmente central y sus dimensiones, variables, generalmente están comprendidas de un mínimo de 1-2 m de ancho y de 1-3 cm de alto, hasta un máximo de 8-10-15 cm. de ancho y de 15-25 de alto. En cada caso es casi siempre proporcional a las dimensiones de los ejemplares. La morfología del sombrero de los boleto es uy variable y depende del estadio de crecimiento del carpóforos; las más comunes formas son: ventrudo-globoso u obeso, bulboso, cilíndrico, ahusado, radiciforme, radicante, flexuoso-sutil, y abocinado o abultado en el ápice. Los carpóforos que se desarrollan en grietas, cavernas, agudos o ladeados tendrán el pie curvado de forma que puedan sostener el sombrero en posición horizontal, es decir más favorablemente para el himenoforo, permitiendo así una mejor difusión esporal. El color del pie puede ser similar a los sombreros o completamente disímiles; puede estar distribuidos uniformemente sobre toda la superficie o bien sólo en parte, a manchas o a halos, son prácticamente idénticas a los sombreros, es decir los que más interesa a los fines de la determinación, son las ornamentaciones superficiales del pie al igual que el velo parcial o el anillo (géneros Strobilomyces, Suillus y Pulveroboletus), el retículo (algunos Suillus y Xerocomus, pero sobre todo los géneros Boletus y Tylopilus), los granulados o punteados (génro Suillus y Boletus) o los escamosos (género Leccinum).

Los anillos están presentes en pocas especies, se original del velo parcial, es decir de aquella sutil película, que en el primer estadio del desarrollo, unen el pie al margen del sombrero; a medida que el hongo crece y se desarrolla, el velo se aparta y cae sobre el pie (sobre parte superior a 2/3 del alto total), formándose un real anillo, que con el envejecimiento puede dejar solamente un fugaz huella hasta desaparecer .El color del anillo es inicialmente con tonos pálidos, blanco grisáceos o amarillejos, y luego asume poco a poco coloraciones variables siempre sobre el pálido o pardusco, debida más que nada a la disposición en masa de la esporada.

Mucho más importante es el retículo: está constituido por una enredada red de costillajes longitudinales y transversales y es generado por el contacto provocado por el himenio sobre el pie en el primerísimo estadio de crecimiento. Puede tener varios aspectos, también porque, con el crecimiento, tiende a modificarse en consecuencia de dilatación: puede presentarse en mallas anchas, regulares o irregulares, bien marcadas, revestir todo el pie o bien a la mitad o limitada, sólo en su parte apical, a veces extrema. En la parte más baja del pie no hay nunca huella de retículo, que incluso hace más evidente y característico la parte superior. La coloración del retículo varía entre especies, paro sigue fiel al color de los poros que lleva su comienzo, pero también aquí puede valer el razonamiento hecho en otras partes, es decir, la influencia ambiental, el estado de conservación, el estadio de maduración, etc, pueden notablemente alterar estas características. El determinador deberá por lo tanto, para evitar errores, tener bien presente todos estos factores.

En otros boletos en el sito del retículo existen pequeñas escamillas o escamosidades que pueden recubrir todo o parte del pie; podrán ser más o menos espesas, dispuestas regularmente o irregularmente, tener el mismo color del pie o completamente desigual..
El último punto de tener en consideración con respecto al pie es su estructura interna, es decir como se presenta su carne.

Los boletos, por ser hongos homogéneos, es decir con trama contigua entre el sombrero y el pie, generalmente la carne del pie es diferente a la del sombrero; en el pie en efecto se presenta algo más dura y fibrosa. Pero dos géneros hacen la excepción: en el género Boletinus el pie es totalmente hueco (Boletinus cavipes), mientras en el género Gyroporus es en principio esponjoso, luego cavernoso y presenta una cierta fragilidad encubierta con una aparente robustez.

La carne



Boletus torosus Fr. & Kök



Es la parte del hongo, es decir la pulpa, del hongo. Siendo por naturaleza hongos carnosos, y por lo tanto de alto contenido de agua (85-90%), los boletos son fácilmente putrescibles (salvo alguna rara excepción: será pues importante observar la carne cuando todavía no se ha iniciado esta alteración. También en este caso las condiciones ambientales influyen sobre el aspecto de la carne: con tiempo húmedo y lluvioso tiende a poner seco y ventoso se vuelven estoposos y se destiñen Una de las características de los boletos es la detener a menudo la carne de consistencia variada entre el sombrero y el pie: en efecto este último posee generalmente un carne de consistencia más fibrosa y estoposa. No por esto se tiene que creer que los boletos “heterogéneos” como perteneciente por ejemplo, a los géneros Amanita o Macrolepiota; en efecto al contrario de estos últimos, el pie de los boletos no son separables del sombrero. El color de la carne de los boletos es normalmente de tonos pálidos y precisamente varía del blanco al amarillo, al pajizo, a menudo, en cambio, tiende a cambiar de color al aire tolerando así un particular fenómeno de dicho desvío. En la práctica eso es debido a la acción de un compuesto fenólico soluble al alcohol, el boletol, contenido en el hongo que al contacto con el aire y particularmente con el oxígeno, se oxida trasformándose en boletoquinona modificando su propio color, para luego tornar al color primitivo o a lo sumo a coloraciones más pálidas. Este cambio de color constituye sin duda uno de los elementos más importante y seguros para la determinación de la especie. Pero también en esto influye notablemente el factor clima, el tiempo húmedo y lluvioso a acentuar el despego de color, mientra que en tiempo seco viene a debilitarse. También el tiempo pasado entre el momento de la recogida y el de la observación, puede modificar su coloración; en efecto cuanto más tiempo pase en que el hongo haya sido recogido, la pigmentación tiende a diluirse a causa de la deshidratación súbita. Está claro que también el estadio de la maduración y sobre todo el grado de conservación, pueden influir notablemente en este fenómeno que, se halla también generalmente en todos los las partes del hongo, que hayan frotado, lacerado o tocado.




(Ejemplo del cambio de coloración al corte del hongo,
pasando de un color blancuzco a azul añil, al instante)


Gyroporus cyanescens (Bull.) Quél




Los caracteres organolépticos


Otros caracteres fundamentales para la clasificación de los boletos y, verdaderamente de todos los hongos, son el olor y el sabor de la carne o de otras partes del carpóforo.

Por lo que concierne al primero es necesario precisar que es sumamente difícil precisar el olor del hongo, por cuanto esto varía entre especies y también en base a la interpretación olfativa que cada determinador retiene oportunamente dar a un cierto olor. De todos modos en los boletos a menudo el olor es agradable y de finido como “fúngico”; es decir olor típico del hongo (ejemplo en los Boletus sección Boletus, y, en particular, en el Boletus aestivalis), en otras especies en cambio se puede dar un olor afrutado (muchos Suillus, el Boletus fragans, etc), afrutado-especias (otros Suillus), afrutado-acidulado (ejemplo: Gyrodon lividus, otros Suillus etc.), a medicinas o fermentaciones (algunos Xerocomus, Boletus torosus) de tintas (Boletus fechneri y especie a fines), de tierra, musgo o moho (Boletus pinophilus y Boletus dupaine) de cloro o de yodo (ejemplo: Boletus impolitus), de achicoria (Boletus legaliae), de canela mezcla a resina (Boletus poikilochromus), de ajos silvestres (Boletus luteocupreus, Boletus lupinus) y por fin nauseabundo, desagradable, como de putrefacción (ejemplares maduros de Boletus satanas y Boletus radicans).

El sabor es poco variable siendo en la mayor parte de las especies son moderado, afrutado, dulzones o bien acidulados. (Aeroboletus gentiles, algunos Suillus, muchos Beletus). Otros boletos pueden en cambio presentar un sabor apenas amargo (Chalciporus amarellus), amargo (Boletus calopus o Boletus radicans), muy amargo (Tylopilus felleus), picante (Calciporus piperatus), y por fin avellanado (Boletus edulis).

Naturalmente hará falta investigar que no estén en cursos de putrefacción que podráin alterar de modo irreparable las características organolépticas.


El himenoforo



Boletu edulis v/ albidus Pers.


En esta disertación nos ocuparemos sólo de una especie con himenoforo de láminas, es decir Phyloporus rhodoxaanthus, perteneciente a la familia de la Xerocomoideae. Se trata de laminillas raras densamente anastomosadas, es decir provistas de tabiques transversales, tales que aparentan largos poros irregulares dispuestos en sentido radial. Se trata de “láminas” con trama divergente-bilateral con hifas muy compacta, que también se encuentra en los Xerocomus, pero talmente de justificar la inserción en la adecuada subfamilia.

Todas las otras especies de boletos tienen un himenoforo de túbulos. En la práctica no son más que muchísimos túbulos, reunidos entre sí, de diámetro y largura variables según los géneros: cortos, estrechos y decurrentes sobre el pie, (Gyrondon); cortos anchos y decurrentes, (Boletinus), siempre anchos pero más largos (Xerocomus), muy largos, sutiles y libres al pie (Leccinum), medianamente largos, decurrentes o libres al pie (todos los demás géneros).
Si excluimos la Xerocomoideae, encontraremos en las otras subfamilias y géneros otro tipo de trama con hifas muy divergentes, poco compactas, recurvadas y arqueadas, lateralmente pálidas o hialinas, algo más oscuras en la mitad del estrato.

Los poros no son otra cosa que las terminaciones de los túbulos y en la práctica su sección transversal. La abertura constituida por el poro permitirá a la basidiospora madura derramarse y ser difundida en el ambiente circundante.

Los poros pueden tener forma y dimensiones diversas: pequeñas y dentadas (Género Gyrondon), pequeñas y redondeadas (Género Gyoroporus), apenas más grandes, redondeadas o dentadas (Género Boletus y Leccinum), inicialmente pequeñas, luego amplias y angulosas (Género Tylolpilus), más amplias, irregulares y un poco angulosas (Género Suillus), grandes, angulosas y dispuestas radialmente (Género Boletinus), grandes, iregulares y angulosas (Género Xerocomus y otros).
El color de los túbulos es característico de varios géneros. Particularmente señalamos los siguientes: de blanco a grisáceo (Género Leccinum), de blanco a amarillo luego verdoso (Boletus sección Boletus), blanco grisáceo (Género Strobilomyces), siempre grises o bien amarillo grisáceos (Algunos Suillus), de gris a rosado (Género Porphyrellus), siempre blanco o apenas amarillejos (Género Gyroporus), de blanco a rosa (Género Tylopilus), de blanco a amarillento o inicialmente amarillos (ciertos Suillus), amarillo-oro (Género Aureoboletus), de amarillentos a amarillo oscuro, amarillo-verdusco o trigueño (algunos Leccinum, y Suillus, género Boletinus, género Xerocomus, gran parte de los Boletus), anaranjado (Suillus tridentinus), y moreno orín o rosa frambuesa (Género Chalciporus).


La pigmentación de los poros no sigue siempre la de los túbulos y es variable, según el estadio de maduración de crecimiento del carpóforo: varía del blanco al amarillo, al verde o bien del anarajando al rojo en todas sus tonalidades, y por último del gris a pardusco.

Todas las observaciones se refieren “sobre fresco”. Otra característica de los poros observados, pero sólo en alguna especie, es la que secreta gotas opalescentes o límpidas de varios colores. Este fenómeno se observa típicamente en algunos Suillus, como el Suillus granulatus (gotas pegajosas), el Suillus plorans (gotas pegajosas, los Suillus mediterranenis, Suillus bellini, collinitus (gotas acuosas opalescentes) y Suillus mediterranensis (gotas doradas).




Suillus collinitus (Fr.) Kuntze





Entre las otras especies que presentan el mismo fenómeno, citamos el Boletus pergnaficus que secreta gotas límpidas de color oro.

Este fenómeno se observa sólo en los ejemplares jóvenes, en perfectas condiciones de frescura y recogidos con tiempo relativamente húmedo.

El color de la esporada

No siempre es fácil obtener en los boletos la deposición en masa de los basidiospora (esporada), por crecimiento tales de permitir la liberación en masa de las esporas. A menudo los carpóforos son demasiados jóvenes, en tal caso contienen esporas inmaduras, o bien demasiados maduros en cuyo caso ya han sido dispersados. En todo caso se procede como siempre: basta cercenar completamente el pie y depositar el sombrero con el himenoforo vuelto hacia abajo sobre una losa cristal (preferiblemente), cubrirlo con un paño húmedo o una hoja de papel también humedecido y esperar al menos 15-20 horas. La losa de cristal permite una clasificación inmediata del color de la esporada y nos facilita, usando una hoja de afeitar, eventualmente el muestrario.

Teóricamente existen cuatro categorías cromáticas de la esporada de los boletos:


I. Boletus con esporada color rosa carne (género Tylopilus).



Tylopilus felleus (Bull.) Karts





II. Boletus con esporada crema-amarillenta o amarillo-pálido (género Gyroporus).




Gyroporus castaneus v/ ammophilus Castro & Freire




III. Boletus con esporada moreno orín, moreno rojizo (género Porphyrellus (1) o moreno púrpura (2) (género Strobilomyces)



( 1)Esporada en masa moren orín, moreno rojizo género Porphyrellus



(2) esporada en masa moreno púrpura, género Strobilomyces





IV. Boletus con esporada ocrácea, morena amarillenta (3), morena ocrácea, morena (4) (géneros Suillus, Phylloporus y Leccinum) amarilla ocrácea trigueña, ocrácea trigueña o morena trigueña (5) (algunos Suillus, géneros Gyrondon, Boletinus, Xercomus Chaciporus, Aeroboletus, Buchwaldoboletus y Boletus)


(3) Esporada ocracea, moreno amarilla.



(4) Suillus bovinus (Pers.) Roussel



(4) Esporada pardusca rojiza


Leccinum holopus (Rost.) Watling.



Esporada morena ocrácea.



Phylloporus rhodoxanthus Schew.




(4) Esporada amarillo trigueña, ocre trigueña o morena trigueña
género Suillus (Algunos Suillus).



4) Ocre trigueño o morena trigueña




Boletus subtomentosus (L.) Quél




Gyrondon albidus Pers.



Chalciporus piperatus (Bull.) Baille



Boletus edulis Bull.



La reacción macroquímica




Boletus purpureus Fries




El uso de los reactivos microquímicos para el género Boletus no es indispensable como para otros géneros, pero puede valer de una indudable ayuda para la determinación de sus particulares especies.


Los reactivos, en su mayoría fáciles de localizar, son muy simples de usar y no comportan particulares técnicas de empleo: basta verter alguna gota de reactivo sobre la carne fresca del boleto (o sobre carne seca si se usa exsicata) de los ejemplares a examinar. La reacción puede interesar la cutícula, la carne piléica o pie, los tubos, poros y la superficie del estípite y puede ser, por un mismo reactivo, diferente en las diversas partes del carpóforo.


No se crea en todo caso que basta el empleo de los reactantes para determinar con seguridad un boleto, es indudable útil y a menudo determinativo, pero sólo cuando son muy característicos y de constante efecto.


Los principales reactivos microquímicos normalmente empleados para la determinación de los boletos son:


Fe = Sulfato ferroso FeSO4 en solución acuosa al 10%. Provoca una reacción verde, gris verde, gris azul o verde azul.
HA = Hidróxido amónico NH4HO en concentración arbitraria. Provoca una reacción rosa lila, azul o gris azulada. La reacción con NH3 volátil puede ser diferente: verde sobre la cutícula de los Xerocomus grupo subtomentosus.
BF = Bases fuertes de potasio KOH o de sodio NaOH en solución acuosa al 30%. Provoca una reacción variable: rosa, violeta, amarilla, ocre, morena, morena rojiza o verde (NaOH).
AF = Acidos fuertes: ácido sulfúrico H2SO4 al 50% y ácido nítrico HNO3 al 30%. Provoca una reacción amarilla, naranja, ocrácea, rosa, rosa naranja, rosa oscura o morena.
AD = Acidos débiles: generalmente ácido acético CH3COOH en solución de concentración arbitraria o bien ácido láctico. Provocan una reacción amarillenta, rojiza o rojo púrpura.
F = Fenol C6H5OH en solución acuosa al 2%. Provoca una reacción rosa pardusca, morena rojiza, morena púrpura o moreno oscuro.
G = Tintura de Guaico: uno pocos cristales de resina de Guaico disueltos en alcohol etílico C2H5OH al 60-70%. Provoca una reacción gris azulada, verde azulada o azul.
Fo = Formol formaldehído HCHO al 40%, una parte igual de metanol CH3OH al 10%. Provoca una reacción amarilla, rosa rojiza, rosa o rosa oscura.

FA = Fenol anilina: tres gotas de anilina + cinco gotas de ácido sulfúrico concentrado, todo ello mezclado con 10 ml. de fenol al 2%. Provoca una reacción más o menos rosada.

RM = Reactivo de Melzer, 0,5 gr. de yodo l2 + 5 gr. de yoduro de potasio KI en 20 ml de agua destilada; mezclar luego una parte de esta solución (es decir 1 ml, con 1 ml de hidrato de clorato CCl3CH (OH)2.

Este reactivo sirve para provocar la amiloidea: si la coloración obtenida es azul-negra es positiva (Am+), negativa (Am-) si es de otro color.

Aconsejamos de efectuar las reaccione macroquímicas sólo sobre ejemplares jóvenes, bien conservados con total ausencia de hongos o micromicetos que podrían alterar el efecto. En cambio si usamos exsicatas, se considerará una probable reacción más intensa, por el menor contenido acuoso del resto. Como por los análisis de las características organolépticas, sería ideal poder realizar efectuar tales reacciones rápidas, en hábitat, evitando así posibilidades de alteraciones durante el transporte o de dejar pasar demasiado tiempo de la recogida. Por un correcto uso de dichos reactivos se aconseja de prepararlos al momento, o, al menos al inicio de la estación micológica.

Si, por varias razones, se ha usado desde hace tiempo reactivos “viejos”, se tenga al menos, el sentido común que no sean demasiados alterados. Estas alteraciones podrían concernir: a) una excesiva evaporación, b) un cambio de color de la solución de la solución de demostración y, c) presencia de cuerpos extraños o precipitaciones sólidas.


Los análisis microscópicos



Las basidiosporas o Basidimicotes



Con la excepción de los Strobilomyces strobilaceus que posee esporas globososas-subglobosas y crestadas-reticuladas, y de lso Xerocomus pruinatus y Xerocomus ripariellus que tienen esporas débilmente estriadas, la totalidad de los boletos poseen esporas lisas, nunca ornamentadas: La morfología predominante es de bastoncillos-fusiformes sin crestas agudas, o bien elípticas-fusiformes o, más raramente elípticas u ovoidales. Estas últimas son bastante importantes a los fines de la determinación, como incluso las dimensiones, variables, que difícilmente superan los 20x 10 μm. Pueden ser de tales dimensiones, es decir relativamente grandes (como los otros elementos himeniales), en las familia de la Strobilomycetaceae y pequeñas en la subfamilia Gyrontoideae (media de 5-10 x 4-7 μm), media en la subfamilia Suillodeae (9-12 x 4-6 μm.) medianamente grande (13-18 x 5-7 μm en las Xerocomoideae y Boletoideae. Está claro que la relación largo-ancho es siempre muy importante, y a veces determinante para la identificación de la especie. En varios casos se notan gotas aceitosas internas, de varias dimensiones como incluso una pared a veces particularmente espesa, pero tales características son demasiados variables, inconstantes y, por tanto, no atribuibles a ningún significado sistemático.



Basidiosporas de: de Boletus aistivalis




Boletus aistivalis Schaeff.


Basidiosporas deXerocumus chrysenteron




Xerocomus chrysenteron (Bull.) Quél.




Los basidios


Se diferencian muy poco a nivel de subfamilia o género y, por tanto resultan escasamente interesantes a fines de la determinación. Son casi todos más o menos claviformes, tetraspóricos, pero también mono y bitraspóricos como, particularmente en el género Boletus. El grupo Edulis y el grupo Appendiculatus, presenta un porcentaje mayor de basidios bitraspóricos o titraspóricos con respecto a los tetraspóricos.


Basidiosporas de Boletus luridus


Boletus luridus Sowerby



Basidiosporas de Leccinum carpini

Leccinum carpini (Sclulz.) Moser ex Reid





Los cistidios


tros elementos estériles himeniales de los boletos se diferencian poco en las diversas especies. Se encuentran interiormente en los túbulos (pleurocistidios), o sobre los poros (queilocistidos). Son generalmente fusiformes, pero a veces también cilíndricos, cilíndricos-claviformes, ventrudos o forma de botella. La cúspide generalmente es redondeada más o menos obtusa, raramente apendiculada o diverticulada. Son lisas o a veces incrustadas en la cresta como algunas especies del género Chalciporus y Leccinum. Los caulocistidios presentes sobre las ornamentaciones del pie, de forma variable y a veces también incrustados, puede ser de ayuda en la detrminación específica como, paralelamente, con algunos elementos himeniales presentes sobre la superficie estipitiforme. Verdaderamente el estudio microscópico de estos últimos caracteres es poco conocido, en cuanto está algo utilizado y subordinado a otras características microscópicas prioritarias como el análisis de la estructura epicuticular y, obviamente, de aquellas macroscópicas.



El análisis macroscópico de la cutícula (pielipellis)



Una vez completamente descuidada, probablemente porque se creyó irrevelante del punto de vista sistemático, es en cambio bastante importante a nivel específico. Las observaciones al microscopio óptico de la sutil sección epicuticular de los boletos, permite en efecto tanto las determinaciones específicas como las separaciones de grupos o especies afines.


Una primera separación es la siguiente:

1) cutícula himeniforme; es decir con hifas anchas, redondeadas-claviformes (ejemplo: Boletus depilatus).

2) cutícula esférica, es decir con hifas constituidas de células más o menos redondeadas y dispuestas en cadenilla más o menos verticales (ejemplo: Leccinum carpini, Phylloporus rhodoxanthus).

(3) cutícula no himeniforme; es decir filamentosa de varios espesores.

Una epicute filamentosa puede tener:

a) estructura epidérmica con hifas más o menos paralelas a la superficie piléica, horizontales, más o menos regulares (ejemplo: Strobilomyces strobilaceus, Gyrodon lividus, Gyroporus cyanescens, género Buchwaldoboletus, género Aureoboletus, algunos Suillus) .



Boletus albidus Pers.



b) estructura tricodérmica con hifas paralelas verticales, regulares o irregulares (ejemplo: género Porphyrellus, Chalciporus, Xerocomus, Gyroporus castaneus, varios Boletus, algunos Leccinum), a veces parcialmente incrustado (ejemplo: Gyroporus cyanescens, Chalciporus piperatus, Xerocomus grupo chrysenteron), puntiagudas (ejemplo: Xerocomus grupo subtomentosus) o inmersas en una matriz gelatinosa más o menos espesa (ixotricoderma, ejemplo: varios Suillus).

c) estructura tricodérmica diverticulada con hifas irregulares más o menos entrelazadas de trazado impreciso, (género Boletinus, Tylopilus, algunos Suillus, varios Boletus, a veces parcialmente pigmentados o incrustados (ejemplo: varios Boletus) o inmersa en una matriz gelatinosa más o menos espesa (ixocutis, como varios Suillus). Está claro que la ixotricoderma y el ixocutis, es decir los estratos gelatinosos más o menos espesos de la cutícula, son característicos de los boletos viscosos (Suillus)


Boletus satanas Lenz (1)




Hábitat y ecología de los boletos

Los boletos son hongos generalmente estivales y otoñales. Entre los boletos más precoces recordamos el Suillus collinitus localizable en el mes de marzo entorno al mediterráneo y el Leccinum lepideum que puede dar sus fortificaciones en abril y mayo en los caldeados quejigos costeros.


Leccinum lepideum Bouchet ex Essete.



Otras especies precoces, pero más características de la primavera tardía, Es decir de finales del mes de mayo, es el Boletus pinicola típico de los bosques de pinos y hayedos frescos de media montaña (5), el Boletus reticulatus y el Boletus fechtneri más característicos de los termó xerófilos bosques de robles y castaños de la llanura o de altura, seguido al algunos Xerocomus del grupo subtomentosus y chrysenteron. Contrariamente las especies más tardías encontramos: los Suillus bellini, collinitus y mediterranensis, característicos de los calientes bosques de pinos costeros, el Leccinum lepideum y Leccinum corsicum, típicos respectivamente de los encinares costeros continentales o insulares de la mancha mediterránea con cistus. Prácticamente el período más favorable para su crecimiento son los meses de julio, agosto, setiembre y octubre.

El hábitat (junto a determinados factores bióticos y abióticos que caracterizan un ecosistema) representan un medio ambiente más adecuado y favorable para el crecimiento y la difusión de una determinada especie y uno entre los más importantes elementos de considerar para la determinación.

Uno de los factores más importantes es la naturaleza del sustrato: muchos boletos prefieren terreno silíceo o arcilloso, prevalente ácido (Strobilomyces strobilaceus, muchos Suillus, varios Xerocomus, Boletus pinicola, Boletus fragans, Boletus calopus, Boletus permagnificus, Boletus legalice, Boletus erythorpus, Leccinum crocipodium etc.), rico en carbonatos y por lo tanto básicos (ejemplo: varios Xerocomus, Boletus luridus, Boletus pulchrotineatus, Boletus satanas, Boletus torosus y relativo al grupo, Boletus rhodopurpureus y relativo al grupo, Boletus, rubrosanguineus, Boletus lupinus, Boletus dupainii, Boletus radicans, Boletus depilatus, etc.), otros por fin son prácticamente indiferentes al tipo del sustrato (ejemplo: Suillus granulatus, Boletus edulis, Boletus reticulatus, Boletus aereus, Boletus impolitus, Boletus queletii, Leccinum aurantiacum, Leccinum lepideum, etc.). Algunas especies prefieren el terreno blanco, húmedo y musgosos (Strobilomyces strobilaceus, muchos Suillus, los Xerocomus badius, etc.), otros el terreno arenoso-guijarroso (ejemplo: género Gyropous, el Buchwaldoboletus hemicrysus, etc.) y otros el terreno duro y compacto (Xerocomus ichnusanus, Xerocomus roseoalbidus, Boletus pergmanificus, Boletus fragans, etc.).


Boletus calopus Pers.



Boletus lupinus (2) Fries


Otro factor abiótico importante es la temperatura y la disponibilidad de agua en el sustrato intensa como frecuente de las precipitaciones. Distingamos en primer caso, boletos termófilos es decir hongos sensibles al calor (ejemplo: Xerocomus subtomentosus, Xerocomus leonis, Xerocomus ichnusanus, Boletus aereus, Boletus fragans, Boletus impolitus, las especies mediterráneas costeras, et.), boletus criófilos, es decir sensibles a las temperaturas frescas (Boletus edulis, Boletus pinicola, Boletus subappendiculatus y toda la especie ligada a un ambiente alpino o comúnmente de montaña, en calidad por lo tanto de soportar temperaturas más frías) y por fin los boletos mesófilas, es decir todas aquellas especies que prefieren una situación térmica intermedia.

Los boletos son hongos micorrízicos que viven en simbiosis mutua y, por lo tanto, en estrecha relación con numerosas esencias arbóreas. Hacen excepción alguna especie entre la cual está el Xerocomus parasiticus, que crece parasitando sobre Scleroderma citrinum y el Buchwaldoboletus lignícola y hemichrysus, sobre tocones o residuos leñosos. Otros boletos en los que se encuentra el Tylopilus felleus y el Xerocomus badius, pueden aparecer aparentemente lignícola, por cuanto a veces crecen en la base de los troncos o dentro de los tocones y cavidades marcescentes

Entre los boletos encontramos diversas especies estrechamente micorrizadas, es decir que viven en simbiosis específica con una buena y precisa esencia arbórea (ejemplo: Gyrodon lividus con alisos (Alnus glutinosos, incana y viridis), Leccinum aurantiacum con el álamo tremula (Populus tremula); Boletinus cavipes, Suillus grevillei y otros Suillus con el lárice (Larix decidua), Suillus placidus, plorans y sibiricus con el pino cembro (Pinus cembra), Leccinum corsicum con las matas de cistus (Cistus monspeliensis). Recíprocamente, en cambio otras especies son menos específicas, es decir están atadas a más esencias arbóreas, perteneciente al mismo “tipo” (ejemplo: Suillus luteus y granulatus que se asocian en simbiosis con varias especies de Pinus), que son “tipos botánicamente diferentes” (ejemplo: el Boletus edulis que crece en simbiosis con tilos, castaños, carpinus, encinas, hayas, abetos o pinos, o bien el Boletus aereus que crece en simbiosis con encinas de hoja perenne o caduca como madroños, castaños y hayas.




Bosque de castaños (Castanea sativa) Parada Courel- Lugo.



Bosque de Hayas (Fagus sylvatica) Penches Burgos



Bosque encinas (Quercus ilex) Campelo Courel (Lugo)



Los boletos se pueden encontrar del llano a la alta montaña (todavía hasta más allá de 2000 metros: donde han sido hallado carpóforos de Xerocomus grupo subtomentosus), de los bosques de latifolias y coníferas, pero siempre se encuentran vinculados a un entorno forestal o de bosque. Generalmente son más frecuentes en los bosques de latifolias (castaño, encinas, hayas, abedules, avellanos, carpinus, álamos, etc.) antes que en las coníferas (abeto rojo y blanco, lárice y toda la diversidad de especies de conífera).

Bosque de abedules (Betula pendula) Lamas de Mouros Portugal.




El estudio de los boletos

La primera cosa que un aficionado debe hacer, antes de iniciarse al estudio de los boletos, como de los hongos generalmente, es la de armarse de mucha paciencia y tener buena voluntad.

Es una buena norma, obviamente en el límite de lo posible, frecuentar más a menudo que se pueda los bosques, no te canses nunca de también ver más veces seguidas, porqué sólo así, a nuestro parecer, se tiene la rigorosa certeza de su conocimiento, también cuando se presenta bajo numerosos aspectos. Conformarse con conocer realmente unos pocos boletos cada vez, cada año, partiendo de los más frecuentes; se evitará así tener en la cabeza tanto nombres, tantas nociones que nos trasladan más que a confusiones. Es preferible poco y bueno que mucho y malo.

El estudioso aficionado tendrá que aprender ante todo, a recoger bien los carpóforos y a observar el medio ambiente circundante. En cuanto al primero está claro que hace falta evitar por todos los modos de perjudicar, sea el micelio basal (y el medio ambiente) por razones puramente biológicas-ecológicas, sea el hongo en sí mismo (a lo mejor cortándole la base si no se conoce, o bien manipulándola demasiado) que comprometería la exacta determinación de la especie; y por lo tanto, habrá que extraer delicadamente el ejemplar bien completo con todas sus características.

En lo concerniente al segundo punto, pronto nos daremos cuenta de la importancia del conocimiento del hábitat de los boletos a los fines de la determinación. Se necesitará por lo tanto al menos conocer los principales tipo de árboles, recurriendo a un buen manual o a personas competentes. Una vez recogido el ejemplar a estudiar, se necesitará trasladarlo intacto y en perfecto estado. Para realizar esto es conveniente proveerse de un cesto de mimbre o un recipiente rígido dividido en compartimentos de modo tal de distribuir los carpóforos, según las dimensiones y especies. Una vez en casa se deberá iniciar la labor de clasificación que consiste en la observación metódica del carpóforos con todas sus características externas (forma, dimensión, color, ornamentaciones) y después de haberlo seccionado, asimismo observar los matices internos (consistencia y color de la carne, eventual cambio de color, olor y sabor). Tal trabajo tendrá que ser naturalmente avalado por el empleo de textos micológicos adecuados, posiblemente de monografías al respecto. Es aconsejable observar más carpóforos, y en varios estadios de crecimiento, Porqué a menudo algunas características son inconstantes o variables entre ejemplares de carpóforos.

Indudablemente útil también será el empleo del microscopio óptico y de los reactivos macroscópicos; a propósito del primero; a propósito del primero ya que señalar en el caso de los boletos tal instrumento no es siempre en absoluto indispensable (como en otros géneros), siendo a veces los carpóforos bien reconocibles macroscópicamente. Al contrario, en cambio aconsejamos entusiastamente el análisis microscópico, particularmente en la cutícula, en casos de especies críticas, muy afines entre sí y sobre todo por la variabilidad del aspecto o su color.

También los reactivos macroscópicos no son siempre determinantes y a menudo bastante variables en su efecto. Sin embargo una ayuda puede proporcionarlo y, dentro de lo posible hemos tratado de describir por cada especie, las más importantes reacciones sobre todo en el caso de especies muy semejantes o del todo similares.

Si no se lograra determinar la especie en sí, será conveniente proceder a secar uno o más ejemplares, el clásico “exsiccatum” y a cumplimentar la así llamada ficha de determinación (como la propuesta en este texto), en la cual se anotará todas las características y las observaciones efectuadas, también los mínimos específicos.

El exssicatum y la ficha constituirán la única, verdadera y valida documentación relativa a la recogida de aquellos cuerpos fructíferos. No sólo: la ficha servirá de ayuda para controlar la misma observación con personas más “experta” o posponer la determinación para cuando se tenga mayor experiencia. Hará falta por fin tratar de no retardar la observación de los cuerpos fructíferos al fin de evitar desagradables alteraciones de las características más esenciales.




Bibliografía: I Boleti di Roberto Galli.
Esquemas. Roberto Galli.
Traducción: Alfonso Rey Pazos.
Comunicación: 01/06/09 y 01/07/09.
Autorización: 06/07/2009
Composición: Alfonso Rey Pazos.
Fecha: 23/05/09

(1) Fotografía cedida por José Manuel Ruiz de Bilbao, gran micólogo de campo.
(2) Fotografía también cedida por José Manuel Ruiz. (q.d.e.p).

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