13 febrero, 2010

REMINISCENCIAS FUNGICAS


Alfonso Rey Pazos, en la ctualidad
¡Hay Calixto quién te ha visto, y quién te ve!

 
Mis primeros pasos y balbuceos en el mundo fúngico fueron en 1956, cuando tenía 20 años. Esto sucedió en la provincia de Burgos, concretamente en Villafría. Por aquel entonces allí existía un aeródromo de aviación militar y academia de cadetes de aviación.
Yo hice en dicho lugar la 2ª parte de la “mili” como auxiliar de meteorología. Estaba a las órdenes del capitán de complemento Sr. Medina, que casualmente conocía algunas especies fúngicas como: Agaricus campestres y, sobre todo, el Pleurotus eryngium muy abundante en dicho aeródromo.
Esta seta también llamada “seta de cardo” era muy abundante en dicho lugar, pues en el mismo crecía el Eryngium campestre, llamado vulgarmente cardo corredor o borriquero. También solían salir los Agaricus campestres, pero en menos profusión que el Pleurotus erygium.
Dicho capitán tenía una moto, y de vez en cuando me decía “Pazos vamos a buscar setas, y le respondía sí mi capitán”. Entonces me subía en la moto y toda velocidad se adentraba en el aeródromo y me decía “Pazos ve alguna seta, no mi capitán, y me volvía a decir como es posible eso si el campo está plagado de setas, sí mi capitán no dudo que haya setas, pero a la velocidad que va, miro meno s que un caballo de madera.”

Así fue como empecé a conocer dos géneros de setas. Agaricus campestres y Pleurotus eryngium. Por cierto con este último los compañeros castellanos de “mili” preparaban unos revueltos se setas con chorizo y panceta que sabía a gloria. Verdaderamente excepto raras avis, era lo mejor que se comía en aquel puto aeródromo, sobre todo, los soldaditos del pueblo, porqué los “los cadetes soldaditos de plomo y los oficiales salva patrias, sí que se daban buenos banquetes”. !todo por la panza¡
Una vez acabado mi servicio militar, me olvidé por completo de aquellas aventuras seteras, hasta que lo retomé de nuevo cuando ya tenía 45 años.
Esto fue una gran casualidad. Paseando por la calle Uruguay de Vigo, no sé como me fije en un cartel que anunciaba conferencias micológica en la Caja de Ahorros de Vigo, compartidas por Magán, Odriozola, Carlos Valencia y otros. Leer e ir a ellas, fue todo uno.

Las imágenes en la pantalla del auditoria de la mencionada caja me impactaron muchísimo y me despertaron aquellos años que buscaba setas con el capitán Medina. Ahí empezó el virus fúngico que durante mucho tiempo fue como una especie de “locura de amor”, y con los años me ha ido remitiendo. Cuando empecé con esta disciplina, creí que me comía la micología, y ahora la micología es la que me ha comido a mí.
Una vez terminada la semana de jornadas de micología en Vigo, tuve que averiguar quienes eran la persona o personas que organizaban dichas jornadas micológicas, y después de algunas averiguaciones, me remitieron a un tal Patiño que regentaba la papelería Librouro.
Recuerdo que a los pocos días me fui a dicha librería y pregunte por Patiño. Este se presento en el acto y viéndome de arriba abajo, como extrañado me dijo que quería y yo le respondí que me informase sobre si había alguna sociedad y si así fuera, qué había que hacer para pertenecer a la misma.
Me informó que sí, que existía una sociedad denominada Agrupación micológica “A Zarrota” de Vigo, y que había sido fundada unos años atrás antes de mi presentación. Por aquel entonces Antón Patiño era vicepresidente de dicha sociedad. La sociedad estaba presidida por Galiana, que fue el primer presidenta que tuvo la mencionada sociedad.

Al poco tiempo empezamos a recorrer los montes cercanos a Vigo. Así fue mi segundo aprendizaje del mundo fúngico. Al principio no creí que me cogiese con tanta fuerza el virus del mundo fúngico. Con el también recorrí gran parte de Galicia, sobre todo en lo que concierne a la provincia de Lugo, presentándome compañeros micólogos de campo. También tuve la fortuna de compartir con él, algunas zonas de España, Portugal e Italia, todas ellas de grato recuerdo. En resumen los años que compartí con él, fueron de muchas experiencias, con muchas alegrías y algunas penas.


A la derecha: Antón Patiño.
A la izquierda: Alfonso Rey

 
Antón Patiño Regueira fue un personaje dentro de mundo fúngico popular en Galicia. Fue un personaje singular, con una fuerte personalidad y un criterio muy firme, que apenas dejaba intersticio alguno para el entendimiento entre congéneres. Pero también es cierto que a la vez, fue un hombre de acción que caminaba siempre en línea recta hacía adelante, empujando una y otra vez hasta alcanzar los objetivos que se propugnaba, aunque fueran a costa de crear enemistades.

A él, hay que recordarle en la memoria y agradecerle el empuje a la micología popular en Galicia, fundando muchas agrupaciones micológicas, así como la Federación de Micología Gallega. Se podrá argüir muchos pros y contras sobre Patiño, pero jamás se negará que no fuera un personaje que más fuerza e interés haya tenido en pro del avance popular de la micología en Galicia.


A la izquierda Lois Dapena y Jorge Santoro a la derecha


Lois Dapena Méndez, gran micólogo de campo, presentado en su momento por Antón Patiño en su tierra de Monforte de Lemos. Entablé relación con este buen amigo en la reuniones que solíamos hacer en un bar das Cobas y en el mesón Rairos, ambos cercanos a Quiroga y San Clodio, dentro de la provincia de Lugo.

Lois Dapena ex presidente de la Agrupación micológica Os Lactouros de Monforte de Lemos durante bastantes años. Es un personaje polifacético, pues también tiene grandes conocimientos de plantas, árboles, arte románico, senderismo, experto pescador de truchas y fotógrafo de macrofotografía.

Con él aprendí muchísimas cosas, sobre todo en el campo de la micología. Es una persona muy didáctico y sobre todo muy sencilla, que trata de impartir y compartir sus conocimiento, sin alardes de dar a entender que los demás le digan o piensen que sabe mucho.

Persona con una fuerte formación humanística y de mucho criterio, donde lo que más me ha impactado de él, fue lo que dijo años ha en un escrito que me envío y que transcribo aquí literalmente: “amigo Alfonso, se por algúns fora, ainda andariamos de pola en pola coma os monos”
Que axioma más actualizado y que bien refleja en caciquismo de nuestra tierra. Sí verdaderamente, el afán de protagonismo y de dominio, hace que muchos “personajes” se crean los únicos existentes en la tierra y que el resto de los mortales sean siervos de sus designios. Así se nos luce el pelo; unos pocos a querer ser “culo” del mundo y los demás, ovejitas de la manada conducidas y reconducidas por los salvadores de toda índole.


A la izquierda: José Manuel Ruiz.
A la derecha: Alfonso Rey.



José Manuel Ruiz Fernández me fue presentado por Antón Patiño Regueira. Este singular personaje fue para mí el mejor determinador de hongos superiores que he conocido, y posiblemente el mejor de España. Con él he aprendido mucho sobre hongos superiores, porque era una persona que tenía la gran virtud de saber enseñar y no de que supiesen que sabía mucho. Esto ¡claro está¡ pocas personas lo tienen alcance de sus mentes, debido sobre todo, a la educación individualista que nos imparten de competición, y no a la educación colectivista de participación que se debieran impartir y compartir.

No solamente dominaba el mundo fúngico de los hongos superiores, tanto en su aspecto macroscópico como en el minucioso conocimiento de la microscopía. Era también un excelente fotógrafo, pintor y dibujante de hongos y cuadros, conocedor de varios idiomas, compositor de varios libros de temas fúngicos (Las Russulas, Las Amanitas y dos tomos sobre Boletáceas). Fue el alma máter de las ediciones de los libros de Iberduero e Iberdrola sobre temas fúngicos, conjuntamente con Mendaza Su prematura muerte ha dejado en gran vacío en el mundo de los hongos. Ha sido una gran pérdida, pues dejó un impresionante legado sobre temas fúngicos, que espero y deseo que salga alguna vez a la luz del día como homenaje a este gran micólogo. Bien se lo merece.

Este singular personaje, niño exiliado en el 38 a la Unión Soviética, por miedo a las represalia franquista, de carácter bonachón, algo introvertido pero con una formación humanística que honraba al país que lo acogió y le educó de niño.
Tuve la fortuna de compartir su compañía y enseñanza, tanto en Vigo, coincidiendo con el vasco Mendaza, el francés Badurina y el italiano Soma En el Barco de Valdeorras (Orense), coincidí con él, Luisa su señora ,el amigo Leivas, la señora de Suárez y Xoan Rolo, fotografiando Morchellas: la distans y la conica variedad costata.


También coincidí con Ruiz, Patiño y Regueiro en Bilbao. Este último había sido invitado por Patiño a dar una conferencia en Baracaldo En su casa y después de cenar, me enseñó el ingente trabajo de toda su vida sobre el mundo fúngico, fotos, dibujos, borradores textos, etc. que una vez ojeado todos sus apuntes, me vi empequeñecido como un grano de arena. Asimismo tuve la surte de compartir una salida con Ruiz, Patiño, Mendaza y el grupo de Baracaldo al un gran robledal que existe en Gallinero (Soria). Allí tuve la suerte de ver por vez primera el hermosísimo Boletus regius.


En su casa de campo que tenía cerca de Penches, provincia de Burgos, vivienda construida en su totalidad por él y Luisa. Allí pernocté un fin de semana, pasando una velada increíble acompañado por dicha familia, Antón Patiño y otros compañeros vascos.

Al día siguiente no llevó al Páramo de Masas de enorme extensión, dentro de la provincia de Burgos. En el recorrido nos mostró a lo lejos unas bolas que la gente les daba patadas y que resultaron ser Agaricus macrosporas, de tamaño considerable yo jamás había ni he visto estos Agaricus tan grandes ni tan duros.

También en el mismo día tuvimos la fortuna de encontrar Tricholoma georgii, sinónimo Callocybe gambosa, y sobre todo Tricholoma gonoispermun, excelente seta comestible conocida por aquella zona como “perrexico” de otoño. Por supuesto en el páramo también se encontraron otros muchos tipo de setas, que he perdido la perfil de las mismas.



Luis Freire Garcia



Luís Freire García, también presentado por Antón Patiño, fue una persona con una formación intelectual enorme y de una concepción humanística que lo honraron. Fue una persona que compartía e impartía su saber, querer y poder con los demás. De, ahí deviene la frase que tenía por bandera de: “Todo aquilo que sabemos é grazas a que outros antes que nos o estudaron, polo que temos a obriga de compartirlo cos demáis”.

Aunque es mucho suponer por mí parte, creo que algunos discípulos han comprendido esta frase por su forma, pero no por su fondo. Pero sí creo que muy pocos la han llevado a la práctica, tanto de fondo como de forma.


No tuve la fortuna de relacionarme con este insigne personaje muchas veces, a la sumo media docena de veces. Recuerdo entrañablemente una de ellas que fue una acampada que se hizo “nas fontes do cervo”, en la fraga do Courel, provincia de Lugo, con los amigos vascos de Baracaldo, Muños hijo y otros compañeros, así como Antón Patiño, Fernando Vidal y Joan Rolo y Marisa Castro.

Estuvieron acampados entre ocho o diez días en aquel hermoso y increíble paisaje, cubierto de plantas y árboles autóctonos, manantiales y pequeños arroyos de agua transparente y friísima. Yo por obligaciones de trabajo, sólo pude acampar una noche, pasando con ellos un maravilloso y entrañable día y medio.

Tengo en mi memoria el recuerdo de Luis Freire, sobre todo por su bondad, su paciencia, su saber, su didáctica, su personalidad y carácter. Allí me enseñó la planta y los frutos del arándano, así como muchos otros arbustos como la flor de la planta medicinal, conocida como Arnica montana. Esta flor creo que actualmente se encuentra protegida en nuestra comunidad, por que si así no fuera y, debido a la enorme presión a que fue sometida, estaría a punto de desaparecer.
De estos interlocutores, desgraciadamente van quedando muy pocos, pero sueño día y noche, que antes o después, salgan estos personajes que dan sensatez y fuerza a la lucha diaria, que no deja de ser una lucha de clases.




De derecha a izquierda:
Sra. de Jorge, Jorge Santoro, Jose Ramón Pato,
Alfonso Rey, Rafa y Sra. de Rafa.


 
José Ramón Pato Vicente le conocí en una salida que la parte de la Agrupación “A Zarrota” tuvo hace muchos años, donde nos reunimos con la Agrupación Viriato del Ferrol, en la hermosísima fraga de Caaveiro ubicada cerca de Pontedeume, provincia de A Coruña , serpenteada en su valle por el río Eume.

Recuerdo que en dicho lugar el amigo Patiño hizo una paella y entre otras cosas, le mezclo 3-4 kilos de pimiento verde, y, con el vino avinagrado llamado romano, pasé un día con un ardor de estómago insoportable.
José Ramón Pato gran micólogo de campo, experto en macro fotografía de hongos, insecto, aves, reptiles, es una persona entrañable con una personalidad y un criterio de buen hacer, de una formación progresista y humanística que más de uno quisiera poseer.

He coincidido con él en Boves, región del Piamonte (Italia), durante una semana, conjuntamente con Patiño y Andrés Roca Romalde, reuniéndonos con amigos micólogos italianos, franceses y suizos, donde nos hemos dado cuenta de la forma y fondo de trabajar en equipo, que aquella gente tiene por formación. Nada que ver con la forma y fondo que tenemos de realizar el trabajo en Galicia, toda improvisación, protagonismo personal y, sobre todo, caciquismo secular enquistado en nuestra tierra
Recuerdo que estando una noche en plaza principal de Boves, acompañado de la Vecchia Romagna y razonado aspectos sobre el mundo fúngico, la manera de trabajar de los micólogos franceses, italianos, suizos y de otros lugares de Europa, nos dio casi el amanecer en aquella hermosa plazoleta de Boves. De los muchos razonamientos sostenidos dentro del mundo fúngico me quedo con que me dijo una vez “mira Alfonso cada uno domina más o menos la zona donde estás ubicado, cuando te vas a otras zonas, te das cuenta, aún habiendo un común denominador, que te encuentras algo perdido y flotando en el aire”. Personadamente esta reflexión también me la tengo percatada cuando cambio a una zona que no tengo dominada, si por dominada se entiende que tienes sometida la parte de un todo.

 


A la derecha: Alfonso Rey
En el centro: Cristóbal Ruiz Leivas
A la izquierda: Juan Carlos Alonso


 
Cristóbal Ruiz Leivas me fue presentado en el Barco de Valdeorras (Orense) también por Antón, hace más de 20 años.
También como el caso de José Ramón Pato, fue en una salida que se hizo con parte de algunos socios la Agrupación “A Zarrota”. En dicho lugar nos reunimos con Cristóbal Leivas, José Manuel Ruiz y Luisa, su señora, Ángeles señora de Suárez y Xoan Rolo.
¿Era primavera mayo-junio? y nos fuimos al salto de Sequeiros cerca de Quiroga y San Clodio, provincia de Lugo, donde por fortuna fotografié una preciosa Acetabula vulgaris. El bosque de Sequeiros que rodea el salto de agua y el pueblo de dicho salto, esta compuesto de en su mayoría de Quercus silex, siendo en primavera bastante húmedo, no nos fue posible fotografiar más ejemplares de hongos de primavera.
Al día siguiente nos quedamos a los alrededores del Barco de Valdeorras, donde nos llevó Leivas a la búsqueda de Morchellas. También por aquel entonces tuvimos tanto yo como José Manuel Ruiz la gran suerte de poder fotografiar dos especímenes de Morchellas, que resultaron ser la Morchella conica v/ costata y la Morchella distans.
Cristóbal Ruiz Leivas, aparte de ser un buen micólogo de campo es también un experto conocedor de los nombres y dichos vulgares de los hongos que se dan por la provincia de Orense, sobre todo por la parte oriental.

Cristóbal Ruiz Leivas es una persona muy apreciada en la zona de Orense, donde se desenvuelve como pez en el agua y, por supuesto, en resto de Galicia, impartiendo y compartiendo conferencias de micología, cocina y dichos populares del mundo fúngico, tanto en su tierra como en los aledaños de León, donde también es muy apreciado.

Es un personaje muy pintoresco, bonachón y afable, siempre dispuesto a colaborar con todas las personas que sepan apreciar su ingente labor. Personalmente me tengo reunido en más de una ocasión con él, en el Barco de Valdeorras, bien en su domicilio o en alguna salida a la búsqueda de hongos por la comarca de Valdeorras, rica en masas arbóreas y arbustivas autóctonos asentado en tierras calizas, que da lugar a la salida de hongos raros que no se suelen encontrar en tierras ácidas de Galicia.



A la izquierda: Jorge Santoro
A la derecha: Alfonso Rey


Jorge Santoro de Membiela, para mí cariñosamente “San giorgii” en alusión al Tricholona georgii, sinónimo Calocybe gambosa que suele salir sobre el 23 de abril día de San Jorge, aunque en algunas zonas de Galicia se adelanta un poco antes de la citada fecha, a veces a mediados de marzo, según sean la condiciones climáticas idóneas, es decir: humedad relativa y temperatura atemperada.

Conocí a Jorge Santoro en una conferencia que dí en la asociación de vecinos en la parroquia de Valladares (Vigo), hace cerca de 16 años. Recuerdo que en el local de la asociación hacía un frío de tres pares de narices, era sobre el mes de noviembre y la sala de conferencias sin calefacción.
Preguntó por mí y se presentó, y recuerdo que llevaba un espécimen de hongo en la mano, y me dijo que seta era. Iba a comenzar charla y el local estaba ya con poca y luz y le contesté que me parecía un Ticholoma equestre. La verdad es que después nunca supe si lo que le dije, coincidió con lo que me enseñó.

Eso fue todo lo que hablamos, pero no recuerdo si se quedó o no a la charla que iba a impartir y compartir en la asociación de vecinos de Valladares. Pocos días más tarde me enteré por Antón Patiño, que lo iba a proponer como presidenta de la Agrupación micológica a “A Zarrota “de Vigo.
Y así sucedió. Fue durante 7 año presidente de la mencionada agrupación, cometido que desempeño con gran entereza, fuerte personalidad y firme criterio. Personalmente fue el mejor presidente con mucho que tuvo la “A Zarrota”, sin demeritar a los que le antecedieron: Galiana, Antón, y los que le sucedieron: Tomé, Camino y Lorena.
Por aquel entonces, es decir cuando Jorge Santoro de Membiela se hizo cargo de la Agrupación “A Zarrota”, yo ya me había distanciado filosóficamente con Antón Patiño por discrepancia de criterios. Entonces tomé la decisión durante le primer año de su mandato, de no inmiscuirme en su precepto como presidente, hasta ver como se desarrollaban los acontecimientos internos de la Agrupación “A Zarrota”.

A partir del segundo año y viendo que la gestión que realizaba estaba dentro de mi filosofía, me volqué de cuerpo y alma en el desarrollo de su labor. Labor que se llevó a rajatabla en base la filosofía de tratar de enseñar algo de micología a todos los socios que componían la agrupación. Muchos recordarán las salidas que se hicieron al Incio, Courel, La Curota, Montalegre y muchísimas otras partes en la que anduvimos inmersos, sin perder el principio de inculcar el conocimiento de los hongos superiores Después de Jorge, por una causa u otra, esta labor se fue perdiendo. En la actualidad por no causa u otra, este elemental principio se ido perdiendo paulatinamente. Ahora mismo creo que si la agrupación no hace un cambio cualitativo, la misma no tiene razón de existir.

Cuando Jorge Santoro se hizo cargo de la Agrupación cuando esta estaba prácticamente en estado “catatónico” y gracias a su tremendo esfuerzo y a la colaboración de los más allegados incluyendo Gloria su señora, logró dar un salto cuantitativo y cualitativo, que nunca poseyó hasta su llegada como presidente de la citada agrupación.
Esta evolución que en su mandato tuvo la agrupación “A Zarrota”, fue debido sobre todo, a su fuerte personalidad y firme criterio pues todo lo que realiza en su vida, tiene un mismo común denominador: exige a los demás lo que exige a si mismo. Con esta clase de hombres me siento identificado y siempre tendrán mi apoyo, para cualquier cometido que sea ejemplar hacía la colectividad
Con este entrañable amigo, finalizo esta breve evocación con aquellas personas, que por una causa u otra me han marcado y han hecho feliz mi existencia, no sin antes decir: “de que sirve poseer un cúmulo de conocimientos, si después no lo sabes transmitir y, lo que mucho más indolente, no lo quieres trasladar, si no es en base a egoísmos e intereses propios, que nos determinan como seres formados y educados en el individualismo”.
Los seres humanos en el devenir del tiempo y del espacio de nuestra Galaxia, somos como gusanillos dentro del espacio y tiempo de nuestro planeta, llamado Tierra.



Por méritos propios, motivación, afición, sacrificio e interés en profundizar sobre el estudio sobre los hongos superiores, incluyo de mis reminiscencias fúngicas  a dos nuevos micólogos de campo.

En Primer lugar, que fue el primero que conocí a Manuel Castro Garea, socio de la agrupación micológica “A Zarrota” de Vigo.

De Izquiersa a derecha y de pie: Jaime, Jorge Y  Alfonso.
Agachado: Manuel Garea Castro

 
Foto realizada en una salida setera a la Fraga de Cabana Vella, en la sierra de los Ancares (Lugo), en la primavera de 1995. Al fondo se ve parte de la bella e inmensa Fraga.



En segundo lugar, conocí más tarde a Juan Carlos Alonso Lago, también socio de la agrupación micológica “A Zarrota” de Vigo.
El compañero Juan Carlos, no sólo profundizó en la macroscopía de los hongos, sino, que también ha profundizado en su aspecto microscópico de la estructura  de los setas. En lo personal, resulta un excelente compañero de viaje.
Actualmente por razones de trabajo  reside en Huelva. Espero y deseo que pronto esté por Galicia, pues puede ser el futuro presidente de la agrupación micológica de Vigo..



A la izquierda: Juan Carlos Alonso Lago
A la derecha Alfonso Rey

Foto realizada en el parque forestal de "As Pedriñas" Mos (Pontevedra), en una salida setera invernal del 2011.














Composición: Alfonso Rey Pazos
Fotos: Moncho Pato, Jorge Santoro, Cristóbal Leivas, José Manuel Ruiz y Atlántico diario.

Fecha: 6 de Febrero de 2010.

2 comentarios:

  1. Gracias Alfonso
    Cristóbal
    http://cogomelosefloradevaldeorras.blogspot.com/

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  2. Querido amigo Leivas, no tienes por que darme las gracias, en todos caso, te las tengo que dar yo a tí.

    Un saludo Alfonso

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